Antonio Fernández Ortiz (Cieza, Murcia), nació en una familia de campesinos-agricultores de “toda la vida”. Creció y trabajó en el campo desde la infancia, aprendiendo de sus padres, de sus tíos y de sus abuelos el oficio de la agricultura, sobre todo y en especial el cultivo de frutales de hueso.

Fue a la escuela de don Daniel Lucas en Cieza, un hombre bueno, maestro que fue concejal en el pueblo durante la II República y que tras el fin de la guerra fue depurado del Magisterio y condenado seis veces a muerte.

Mientras trabajaba en el campo, estudió Historia en la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad de Murcia, con los profesores y maestros Juan Moreno, Juan Andreu, Encarna Nicolás y Alejandro García.

Fue precisamente con el gran maestro Juan Moreno, durante las largas conversaciones nocturnas en su casa, junto con otros compañeros universitarios, cuando comenzó a tomar forma la idea de ir a la URSS a estudiar in situ el sistema soviético.

La presencia en Murcia del profesor Serguei Georguevich Kará-Murzá para impartir una conferencia sobre la URSS en el año 1989 fue determinante para que aquella idea inicial se convirtiese en realidad. Como dijo el profesor Juan Moreno, tras oír a Kará-Murzá, con una de aquellas frases lacónicas que le eran características: “ese hombre sabe”.

Y aunque en aquella ocasión no hubo forma de hablar con Sergei Georgevich (los organizadores del evento lo tuvieron poco menos que “secuestrado”), tras una visita a la Universidad de Zaragoza, donde se encontraba el maestro ruso de año sabático, y una larga y grata conversación de muchas horas, quedó decidido que al terminar los estudios de licenciatura en Murcia sería solicitada una beca en uno de los centros de investigación de la Academia de Ciencias de la URSS, a donde finalmente se trasladó en octubre de 1991.

Desde que llegó a Moscú trabajó bajo la dirección de Kará-Murzá, su maestro y mentor durante todos estos largos y convulsos años, en el equipo formado por Ivan Alexevich Tugarinov, Tamerlán Afiatovich Aizatulin y un gran número de personas que mostraron desde el primer momento una gran generosidad intelectual.

Especialista en la URSS y Rusia. Ha publicado artículos en revistas rusas y españolas.

Es coautor de Kommunizm, evrokommunizm, sovetskii stroi (ITRK, Moscú-2000) y varios de sus trabajos forman parte de obras colectivas. Es autor de:

  • “Chechenia versus Rusia: el caos como tecnología de la contrarrevolución” (El Viejo Topo, Barcelona-2003).

  • “¡Ve y lucha! Stalin a través de su círculo cercano” (El Viejo Topo, Barcelona-2012).

  • “La izquierda en la era de la confusión. Cultura, unidad, solidaridad” (El Viejo Topo, Barcelona-2015).

  • “Octubre contra El Capital” (El Viejo Topo, Barcelona-2016).

  • “La revolución de los “otros”. El imperialismo, Octubre, los bolcheviques y la ética soviética” (El Viejo Topo, Barcelona-2018).

Ha realizado traducciones al español de autores y textos rusos, entre ellos: “El libro blanco de Rusia. Las reformas neoliberales (1991-2004)” (El Viejo Topo-2007).

En el campo de la narrativa es autor de varios relatos y cuentos cortos y de la novela “Memorias de Espartania” (Montesinos, Barcelona-2008). La cual ha sido traducida al ruso con el título “Хроники Эспартании. Калейдоскоп судеб» (Jroniki Espartanii. Kaleidoskop sudeb) y publicada en Rusia en el año 2016 (Nauchnaia Biblioteka, Moskva).

* * *

Miembro del Club Atalaya – Ateneo de la Villa desde el año 1976. Vinculación intensa que ha mantenido siempre y mantiene en la actualidad a pesar de la distancia impuesta por la geografía.

A la sombra de maestros de la palabra y el trabajo como Agustín Cano, Jerónimo Villa, Jerónimo Miralles, Pepe Marín o Mariano Camacho, “El Club”, como es conocido en el pueblo por amigos y enemigos, ha resultado ser a lo largo de sus cincuenta años de existencia (fue inaugurado en el año 1967) una verdadera escuela, en el amplio sentido del término, (de lo particular a lo general y de lo local a lo universal) en la que se han formado varias generaciones de jóvenes y adultos de Cieza. El contacto entre la cultura y el mundo del trabajo dio desde el primer momento unos resultados espectaculares.

Junto con otros compañeros de edades y profesiones dispares, comenzó a publicar desde el primer momento de su incorporación artículos y textos en las diferentes revistas y hojas internas del Club, donde en aquellos años se vivía una verdadera “fiebre cultural”, que, con altibajos, se mantiene hasta la actualidad.

Desde entonces mantiene el gusto y la pasión por la escritura en sus diferentes formas (narrativa, ensayo, investigación).

Hay, además, una fuente primigenia en el gusto por la literatura y es la que podríamos llamar la “narrativa oral”, es decir las historias reales y ficticias escuchadas desde la infancia en la familia, en el campo, en la escuela de D. Daniel Lucas, y ya en la época adulta, de boca de las gentes, en su mayoría obreros de la espartería y hombres del campo, que contaban sus vivencias personales y sociales, su particular percepción de la historia que les tocó vivir.

En la actualidad reside en Moscú, aunque continúa manteniendo un permanente vínculo con España y su Cieza natal.